Al contemplar por primera vez ambas imágenes es obvio que la fotografía de Marcos López recuerda a la “Última Cena” de Leonardo Da Vinci. Aunque esto se debe aclarar que es a rasgos generales. Si profundizamos un poco más en el significado, en el texto que evoca cada una de las imágenes, nos damos cuenta de que entre ellos, existen detalles que hacen que el sentido de la representación auténtica sea distinta en ambos casos.
Como se puede observar en el cuadro de Da Vinci, el anuncio de Jesús de la futura traición de uno de los apóstoles, se refleja en la cara de éstos, que muestran consternación. Leonardo lo que hizo en esta obra fue intentar reflejar las distintas reacciones de cada uno. Como se puede observar, unos se sorprenden, otros se levantan y hacen el amago de oír mejor lo pronunciado, otros se asustan y, Judas, el traidor, retrocede porque se siente aludido con las palabras de Jesús. Por el contrario, en la fotografía de Marcos López, la expresión de los comensales, amigos suyos, artistas plásticos que hicieron de modelos para esta fotografía, no muestra ninguna preocupación, de hecho, lo cierto es que durante la relización de ésta muchos de ellos estaban bebidos, según ha revelado su autor para la revista iberoamericana “Nuestra Mirada”. Sólo se preocupan por comer, cosa que no ocurre en el cuadro, donde la cena parece ser lo menos importante. Da Vinci también usó modelos reales para su pintura. Dar realismo a la obra es importante para poder representar el texto que lleva implícito.
Las escenas, aunque se parecen, difieren bastante en detalles entre ellas. En el cuadro la cena se celebra en un lugar cerrado con tres ventanas al fondo, donde se puede ver el cielo crepuscular, así como la luminosidad. Están sentados y detrás de ellos se ve un bosque que podría ser incluso el paraíso. Es un cuadro muy colorido, al igual que la fotografía de López. La diferencia es que la fotografía está realizada al aire libre, en el patio trasero de una casa argentina. En el cuadro, los discípulos están sentados, en grupos de tres, representando las tríadas platónicas. El único que queda fuera es Judas, que rompe el amor, la estabilidad. Amor, belleza y sabiduría que necesariamente subyugan el corazón humano. Eso evoca el cuadro. Sin embargo, la fotografía, a pesar de las similitudes, no muestra esto, como explicaré más adelante. Cristo también está representado, pero un tanto aislado del resto, aunque este detalle también existe en la fotografía de Marcos López. La diferencia es que en el cuadro Cristo es el centro de todo, está sentado y los demás tienen actitud de servicio hacia él; sin embargo, en la fotografía, “Cristo” está de pie y cortando el asado, es decir, sirviendo al resto.
Los discípulos en el cuadro de Da Vinci llevan túnicas que se pueden considerar bastante formales y elegantes. Lo totalmente opuesto se da en la fotografía del asado, donde los representados aparecen con ropa informal y algunos, incluido el propio “Cristo”, están retratados con el torso desnudo. Esto se puede interpretar como una diferencia similar a la que se da entre el norte y el sur. El norte, en un momento en que la economía veía como su crecer caía, pero en una situación de bienestar, ante una Argentina, al borde de una de las mayores crisis de su historia, con el famoso “corralito”.
López está interesado por el sur, el subdesarrollo. Su finalidad es contestar a las estéticas dominantes del norte, debido a un pequeño pero presente resentimiento provinciano que surge de él. Invita a una cierta reflexión sociopolítica de la época, así como le provoca la reflexión sobre su propio devenir emocional.
Entrando un poco más en el significado de ambas obras:
Intertextualidad:relaciones entre dos textos presentes a la vez.
Entre las dos imágenes (textos) existe una relación de intertextualidad. Existe una correlación dialogística entre ambos, es decir, hay intenciones divergentes entre ambos autores. Mientras Leonardo pretendía evocar el amor, belleza y sabiduría, la intención del fotógrafo Marcos López se centra en la ironía y el sarcasmo. Produce esta “última cena” como un método de denuncia. Se representa una última cena argentina y con ello se recuerda a la gente que una mesa así de llena puede ser vista por última vez en no mucho tiempo, debido a la crisis económica que va a atravesar el país. El sentido de última cena, por lo tanto, no cambia. Una última cena antes de morir (cuadro de Leonardo) y una última cena antes de morir económicamente un paós. La fotografía invoca un sentimiento de pérdida, desesperación (comen de manera apresurada, ni siquiera hablan entre ellos y su actitud no es de contemplación a Cristo, que está también situado en el centro de la mesa). Según Batjin el discurso literario no es autónomo y cerrado, sino que es un diálogo entre el texto y el lector, que no puede ser pasivo. Por tanto, la interpretación que hace una persona al ver las imágenes es lo verdaderamente importante a la hora de hacer referencia de alguna obra. Por tanto no importa si se parecen o se encuentran en el mismo marco estético, lo que importa es lo que evoca con sus detalles.
"Es necesario tomar en consideración el peso psicológico que tienen en la vida las palabras de los otros sobre nosotros, y la importancia que tiene para nosotros el modo en que entendemos e interpretamos esas palabras de los otros" Mijail Bajtin
Según Genette, la intertextualidad es la relación de copresencia entre dos o más textos o la presencia efectiva de un texto en otro. En términos de este autor, la relación entre ambos textos es la de Alusión: "enunciado cuya plena comprensión supone la percepción de su relación con otro enunciado al que remite necesariamente tal o cual de sus inflexiones". No se puede considerar un plagio ya que las imágenes no son similares y, además su significado tampoco lo es, por lo que la obra de Da Vinci sería simplemente inspiradora de la fotografía de Marcos López.
Existe una relación paradigmática entre ambas imágenes, ya que, como he señalado anteriormente, los significados presentes en cada texto difieren bastante, es decir, la intención del autor es distina en cada uno de los casos, de la misma forma, que la concepción por parte del receptor también es diferente, atribuyendo a la fotografía un valor más social, mientras que la obra de Da Vinci puede ser considerada como algo místico y religioso. Esto es fruto de las estéticas parecidas aunque en el fondo diferentes que muestran las imágenes. La intención está reflejada de forma implícita en cada una de las escenas, a expensas de que el receptor lo interprete de manera acertada o personalista, en su defecto.
El método utilizado, una réplica de la obra de Leonardo Da Vinci, ha sido común a lo largo de la historia, y la obra de este autor sigue influenciando al mundo. Algunos ejemplos se pueden ver en la siguiente dirección:
La forma de entender la obra de Leonardo Da Vinci no cambia a pesar de ser comparada con la de Marcos López. Se trata de una pintura que tiene significado por sí sola. Una obra controvertida, que ha dado mucho juego a diferentes autores desde el momento de su creación, pero cuyo significado no depende en absoluto de imitaciones hechas posteriormente, aunque sí es cierto, que tampoco se puede abusar, ya que no sería justo desde el punto de vista de la historia y la cultura, que esta obra perdiera gran parte de la grandeza que posee por culpa de imitaciones o inspiraciones posteriores.
Considero que mucha gente puede sentirse ofendida ante esta fotografía tan similar a la obra de Leonardo, la que consideran un icono religioso. Lo cierto es que el cuadro se encuentra en una Iglesia de Milán, por lo que se supone que es una obra religiosa, por lo tanto, me parecen motivos para sentirse ofendidos. Sin embargo, cuando digo gente no me refiero a todos, sino a aquellos que carecen de los conocimientos necesarios para darse cuenta de que el significado principal de la fotografía no es la burla y la intención del autor con su significado implícito, tampoco. Como el propio Marcos López afirmó en una entrevista para la revista antes citada, muchos críticos consideraron la obra como un presagio de la crisis económica argentina que tuvo lugar unos meses después. En ningún momento habla de religión. El marco de la obra es religioso, pero el contenido no, por lo que habría que saber todo esto antes de juzgar la fotografía o sentirse ofendido.
Objetivamente, esta fotografía de Marcos López es brillante en cuanto a significado y acierto a la hora de elegir la obra a versionar, pero, subjetivamente, creo que es caer un poco el tópico, pero esto es sólo una opinión personal.
Significados distintos, imágenes que evidentemente no son iguales, lo cierto es que a primera vista poco importa cuando se miran las dos. Inevitablemente, la fotografía lanza la mente hacia el recuerdo de la obra de Leonardo Da Vinci, por lo que quizás su significado original se vea perturbado por la sensación percibida por el público. A pesar de esto, la fotografía es una buena representación de la denuncia social que pretende hacer, aunque la originalidad característica de este autor haya estado un poco ausente en esta obra.
1 comentarios:
Es asado en Mendiolaza... una localidad de cordoba, no en mendoza. Saludos.
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